No sé qué es lo que nos pasa con las cosas de untar que a todo el mundo le gustan. Y a mí me chiflan. Hoy me doy cuenta de que aún no he colgado ninguna… pfffff, ¡¿por qué nadie me había pegado el toque?! Si vosotrxs, horda de fans, no me avisáis, yo seguiría en mi alegre ignorancia.
A pesar de que la foto de esta tarta tuvo mucho éxito en la página de Facebook , lo cierto es que no he descubierto la pólvora…pero te enseño a hacer pólvora, que también tiene su mérito. Es un tipo de pastel típico de la cocina macrobiótica.
Supongo que, a estas alturas de la película, os salen los dulces por las orejas… Y ahora vengo yo y os pongo la receta de estos pseudomazapanes rellenos. Tenía que haber sido más inteligente y haber posteado esto antes.
No eres veganx… Pues ya somos dos. Pero lo cortés no quita lo valiente: que no descartemos los productos animales del plato no quiere decir que tengamos que hacerlos el centro de nuestra dieta.
Ayer me levanté en modo avena. Vaya usted a saber por qué. Yo y mi saco de avena solos en casa, podía pasar cualquier cosa…me dijo “ven” y lo dejé todo.
En nuestra finca, tenemos un árbol de membrillos que, por la razón que sea (espolear mi imaginación o sacudirme la pereza, problablemente), decidió darnos sus frutos de golpe y hacer que se empezasen a poner feos sin madurar del todo.
En la mesa, como en la vida, es importante disfrutar. Y es que a veces he oído a gente que comía tal o cual cosa por obligación, sin placer. Y me da penita. Como esas personas que salen del médico con su lista de prohibiciones alimentarias y ya están amargadas antes de empezar.
… o por qué estas crepes convierten a cualquiera a una alimentación con grano entero. Desconozco el origen de la receta pero yo la conocí gracias al fantástico blog Comer y Callar.
Codru es una compañera de clase de ESMACA. Ella fue la que me pasó la receta de esta tarta. Digo que es a ojímetro porque anoté los ingredientes pero sólo las cantidades de algunos.